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Recemos por la paz, guerra, siempre una derrota

Pidió orar por todos los pueblos que sufren conflictos armados

CIUDAD DEL VATICANO, 15 mayo 2024, 10:47

Redaccion ANSA

ANSACheck

Francisco en la Plaza San Pedro. - TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS

El papa Francisco llamó hoy, una vez más, a rezar "por todos los pueblos que sufren la guerra" al término de la audiencia general de los miércoles.
    "Oremos por la paz. No olvidemos a la Ucrania atormentada, no nos olvidemos de Palestina, Israel, Myanmar. Oremos por la paz, oremos por todos los pueblos que sufren por la guerra", dijo el pontífice, recibido con aplausos de los fieles.
    "Todos juntos, con el corazón grande, recemos por la paz definitiva. ¡Y no guerras, nada! Porque la guerra es siempre una derrota, siempre", subrayó.
    Luego, envió un saludo a Afganistán, gravemente afectado por inundaciones.
    "Dirijo mi pensamiento al pueblo de Afganistán, duramente afectado por las trágicas inundaciones que han causado numerosas pérdidas de vidas humanas, incluidas las de niños, y siguen provocando la destrucción de numerosos hogares", dijo.
    "Rezo por las víctimas, en particular por los niños y sus familias - agregó -, y hago un llamamiento a la comunidad internacional para que proporcione inmediatamente la ayuda y el apoyo necesarios para proteger a los más vulnerables".
    En la audiencia general, el Papa llamó a proteger la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural.
    "El Espíritu Santo nos eleva siempre a un gran amor desinteresado hacia los pobres, los enfermos y los indefensos, como los niños por nacer", expresó, saludando a los fieles polacos.
    "Hoy tenemos con nosotros una campana traída de Polonia, llamada 'La Voz de los no nacidos', que será llevada a Kazajistán - prosiguió -. Nos recordará la necesidad de proteger la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural".
    "Saludo a los creadores de esta iniciativa: la Fundación polaca Sí a la Vida, que lleva el nombre de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María", añadió el Pontífice.
    "En la tarde de la vida no seremos juzgados por el amor genérico, sino precisamente por la caridad", afirmó el Papa en la audiencia general, que hoy dedicó a la "tercera virtud teologal, la caridad", que, citando palabras de san Pablo, definió como "la mayor de todas", más que la fe y la esperanza.
    "Es la culminación de todo el camino que hemos emprendido con la catequesis sobre las virtudes", subrayó.
    "Incluso hoy en día el amor está en boca de todos, está en boca de muchos 'influencers' y en los estribillos de muchas canciones. ¿Pero qué es el amor? - preguntó Francesco -. '¿Pero el otro amor? ', parece preguntarle Pablo a sus Cristianos en Corinto. No el amor que sube, sino el amor que desciende; no el amor que toma, sino el amor que da, no el amor que aparece, sino el amor que se esconde".
    Según el Pontífice, "a Pablo le preocupa que en Corinto -como hoy también entre nosotros- haya confusión y que en realidad no quede ni rastro de la virtud teologal, la que nos viene sólo de Dios. Y aunque de palabra todos aseguran de ser buenas personas, de amar a sus familiares y amigos, en realidad saben muy poco del amor de Dios".
    Francisco recordó que "los cristianos de la antigüedad tenían a su disposición varias palabras griegas para definir el amor. Al final surgió la palabra 'ágape', que normalmente traducimos como 'caridad'".
    "Porque en verdad - reconoció - los cristianos son capaces de todos los amores del mundo: ellos también se enamoran, más o menos como les sucede a todos. También ellos experimentan la benevolencia que se siente en la amistad. También ellos experimentan el amor a la patria y el amor universal por toda la humanidad".
    Pero "hay un amor mayor, que viene de Dios y se dirige hacia Dios, que nos permite amar a Dios, hacernos sus amigos, y nos permite amar al prójimo como Dios le ama, con el deseo de compartir la amistad con Dios".
    "Este amor, por causa de Cristo, nos empuja hacia donde humanamente no iríamos - explicó el Papa -: es el amor a los pobres, a los que no son amables, a los que no nos aman y no son agradecidos. Es amor porque lo que nadie amaría; ni siquiera el enemigo, esto es 'teológico', es decir, viene de Dios, es obra del Espíritu Santo en nosotros." Es aquí entonces, al amar incluso a "los enemigos", al hacer el bien "sin esperar nada", donde "el amor se revela como virtud teologal y toma el nombre de caridad".
    "Enseguida nos damos cuenta de que es un amor difícil, incluso imposible de practicar si no vivimos en Dios - advirtió -. Nuestra naturaleza humana nos hace amar espontáneamente lo que es bueno y bello. En nombre de un ideal o de un gran afecto, también podemos ser generosos y realizar actos heroicos. El amor de Dios va más allá de estos criterios. El amor cristiano abraza lo que no es digno de ser amado, ofrece perdón -cuánto amor se necesita para perdonar- y bendice a quienes maldicen. Y estamos acostumbrados a responder a un insulto o a una maldición con otro insulto u otra maldición", añadió.
    "Es un amor tan audaz que parece casi imposible, pero es lo único que quedará de nosotros. Es la 'puerta estrecha' por la que pasamos para entrar en el Reino de Dios", concluyó el Pontífice.
   

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