Una atmósfera festiva y alegre recibió hoy al papa Francisco en su visita sorpresa de esta tarde a la parroquia romana de San Giovanni Maria Vianney, en la zona de la Borghesiana, en la periferia este de la capital italiana, donde se encontró con aproximadamente 200 niños que asistían a su primera clase de catecismo.
Al inicio de su encuentro, un sonriente Pontífice, con gran cercanía a sus fieles, como verdadero Obispo de Roma, saludó a algunos niños en las primeras filas, a algunos enfermos, e intercambió con ellos juguetonamente el clásico "choca esos cinco".
Luego, durante el encuentro propiamente dicho, en uno de los salones de la moderna parroquia, Francisco, vestido como 'catequista', primero propuso una breve catequesis sobre el tema de la oración de agradecimiento, y recomendó no olvidar siempre las tres palabras: "gracias", "permiso" y "perdón".
Después respondió a las preguntas de los niños de la primera comunión, que hoy ciertamente no esperaban que fuera el Papa quien les diera la catequesis.
"Papa Francisco, ¿cómo agradeciste al Señor cuando te convertiste en Papa?", fue una de las preguntas. "¿Quién debería agradecer al Señor, yo o ustedes?", respondió Francisco.
Una de las preguntas más conmovedoras fue la de Alice, de 10 años. "¿Cómo puedo agradecer al Señor en la enfermedad?".
"Incluso en los momentos oscuros, debemos agradecer al Señor, porque Él nos da la paciencia para tolerar las dificultades.
Digamos juntos: gracias Señor por darme la fuerza para soportar el dolor", fue la respuesta de Francisco.
Otros niños preguntaron por qué existe la muerte y la soledad. Sofia, por otro lado, muy afectada por las noticias de las guerras, le preguntó al Papa cómo se puede decir "gracias" en un momento tan trágico como este. "Siempre debemos agradecerle, en todo momento".
"Les doy un consejo", dijo el Papa en conclusión, "antes de ir a dormir, piensen: ¿por qué puedo agradecer hoy al Señor? Den gracias".
Al final del intercambio, que duró aproximadamente una hora, Bergoglio también bromeó: "Traje Rosarios y también huevos de Pascua, ¿qué quieren? ¿Los Rosarios o los huevos de Pascua?". Y la respuesta entusiasta de los niños se puede imaginar fácilmente.
Una vez concluida la visita, el Papa fue nuevamente recibido por una multitud a la salida de la parroquia. Cientos de personas lo aclamaron tanto en el área adyacente a la iglesia como asomadas desde las ventanas de los edificios circundantes.
Francisco, subido en su Fiat 500L blanco para regresar al Vaticano, recorrió muy lentamente el primer tramo de camino para saludar de cerca a los presentes: algunos querían estrecharle la mano, otros querían dejarle sus pensamientos o pequeños regalos, alguien acercó a un niño en silla de ruedas, otro a su bebé para que lo acariciara y bendijera.
El Papa, siempre muy sonriente, se entregó gustosamente al abrazo de la multitud antes de partir de regreso a la Casa Santa Marta.
La visita de hoy fue diferente a las realizadas en los últimos meses para encontrarse con los párrocos de las diversas prefecturas de la Diócesis de Roma. La última había sido el viernes 5 de abril, en la iglesia de Sant'Enrico, en la zona de Casalmonastero, al noreste de la Capital.
Hoy, en cambio, se trataba de un evento en el marco de la preparación para el Jubileo del 2025, y en particular en el contexto del Año de la Oración que Francisco ha proclamado.
Tanto es así que en el encuentro con los niños también estuvo presente el arzobispo Rino Fisichella, pro-prefecto de la Primera sección del Dicasterio para la Evangelización, delegado del Papa para la organización del Año Santo.
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