"Para preservar su salud de cara a la Vigilia de mañana y a la Santa Misa del Domingo de Resurrección, esta tarde el Papa Francisco realizará el Via Crucis en el Coliseo desde Casa Santa Marta".
Esa es la comunicación que llegó en el último momento esta tarde de la Sala de Prensa del Vaticano, mientras todos esperaban al Pontífice en el Coliseo para el tradicional rito del Viernes Santo. Todo estaba preparado, el dispositivo de seguridad a lo largo del camino desde el Vaticano, la organización preparada para recibir al Papa, el público esperando, el despliegue masivo de las fuerzas policiales en el lugar: pero el sillón en la posición habitual desde arriba, desde donde Francisco debía presidir el Vía Crucis, quedó vacío.
El Papa argentino, Jorge Bergoglio, entre otras cosas, escribió por primera vez las meditaciones leídas durante el camino de la cruz: están "los niños que ya no sonríen" por "la locura de la guerra" y todos los que sufren en el drama de los conflictos. Están los "muchos Cristos humillados por la arrogancia". Hay mujeres "que sufren ultrajes y violencia". Pero también los "niños por nacer" y los "ancianos desechados".
Y también se repiten los "haters" (los "odiadores") que hacen furor en las redes sociales. En sus textos -principalmente desde la perspectiva de la oración- el Papa hace un compendio de los sufrimientos del mundo, al que se puede volver en el pensamiento mientras se conmemora la subida de Cristo al Calvario y su muerte en la cruz.
A lo largo de las 14 estaciones, la cruz es llevada no solo por religiosos, sino también por inmigrantes, personas discapacitadas y desfavorecidas. La acompañó también el cardenal vicario de Roma, Angelo De Donatis. Y, siguiendo las meditaciones del Papa, también hoy fue posible ver a Jesús crucificado "en los Cristos humillados por la arrogancia y la injusticia, por las ganancias injustas obtenidas a costa de otros, en la indiferencia general".
"Ahora comprendo tu insistencia en identificarte con los necesitados: has sido encarcelado; tú, extranjero, sacado de la ciudad para ser crucificado; estás desnudo, despojado de tus vestidos; tú, enfermo y herido; tú, sediento de en la cruz y hambrientos de "amor. Déjame verte en el sufrimiento y ver el sufrimiento en ti, porque tú estás ahí, en los que están despojados de la dignidad", es la oración de Francisco.
"Ayúdanos a reconocer la grandeza de las mujeres, aquellas que fueron fieles y cercanas a ti en Pascua, pero que hoy todavía son descartadas, sufriendo ultrajes y violencia", subraya el Papa.
"Jesús, que esta oración de intercesión llegue a las hermanas y hermanos que en muchas partes del mundo sufren persecución a causa de tu nombre; a los que sufren la tragedia de la guerra y a los que, sacando fuerzas de Ti, cargan pesadas cruces", afirma el Pontífice en meditaciones leídas durante el camino de la cruz.
"Ante las tragedias del mundo, mi corazón se congela o se derrite? - continúa - Cómo reacciono ante la locura de la guerra, ante los rostros de los niños que ya no saben sonreír, ante las madres que los ven? Estás desnutrido y hambriento y ya no tienes lágrimas que derramar?". "Jesús, déjame reconocerte y amarte en los niños no nacidos y en los abandonados", "en tantos jóvenes que esperan que alguien escuche su grito de dolor", "en demasiados ancianos descartados", "en los presos y en los que está solo", "en los pueblos más explotados y olvidados", implora el Pontífice.
Sin olvidar, dirigiéndose a Jesús, que "muchos siguen el bárbaro espectáculo de tu ejecución y, sin conocerte y sin saber la verdad, juzgan y condenan, arrojando sobre ti infamia y desprecio. Esto sucede también hoy, Señor, y ni siquiera hace falta una procesión macabra: basta un teclado para insultar y publicar frases", Pero "el sufrimiento con Dios no tiene la última palabra", es la llamada a la esperanza con el telón de fondo del Via Crucis.
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