Unión Europea

Twitter cerrado y arrestos, Erdogan acalla protestas

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, en Kahramamaras.

Redazione Ansa

(ANSA) - ROMA, 08 FEB - Los gemidos siempre más débiles y siempre más raros que se elevan aún de las ruinas son más potentes que las protestas en las redes sociales por los retrasos en los auxilios pero Erdogan hace, solo en parte, mea culpa, y, entre las ruinas de Hatay, apunta el dedo contra los provocadores y los silencia en Twitter.
    Mientras el balance provisorio del sismo que azotó Turquía y Siria muestra las peores previsiones y sobrepasa la monstruosa cifra de 11.700 muertos y 53.000 heridos, todo aquello que tiene que decir el presidente es que "inicialmente hubo problemas en los aeropuertos y en las calles, pero hoy las cosas están más fáciles y mañana será incluso más fácil".
    Un optimismo ostentado que suena siniestro frente a las ruinas de las áreas devastadas en la frontera con Siria donde Erdogan llegó hoy para pedir, no obstante todo, "unidad y solidaridad".
    "Hemos movilizado todos nuestros recursos. Daremos nuestro apoyo a las familias", aseguró el hombre fuerte de Ankara, pero el mensaje es otro y apunta defender una sola línea, la suya.
    "Les pido expresamente no dar oportunidad a los provocadores", remarcó.
    Poco después llegó la noticia de que Twitter, donde se multiplicaron las protestas y críticas por los retrasos en los auxilios, dejó de funcionar.
    Justamente en la red social, Kemal Kilicdaroglu, líder del principal partido de oposición (el Partido Popular Republicano), se lanzó contra Erdogan acusándolo de ser el "responsable" de la "lenta reacción" de la gestión de los socorros y denunció asimismo que el gobierno no explicó nunca donde terminaron los 4.600 millones de dólares recolectados con la llamada "tasa sobre terremotos" impuesta luego del violento sismo de 1999.
    Ciertamente no en la prevención de los desastres y en el desarrollo de los servicios de emergencia, denunció, a su vez, el periodista turco Can Dundar, en el exilio en Alemania, y vaticinó el fin de la política de Erdogan.
    "Subió al poder con un terremoto, se irá con un terremoto" que "lo sepultará entre los escombros". En tanto, a causa de posteos "provocadores" 18 personas fueron detenidas por la policía y cinco fueron arrestadas, refirió la TV estatal turca Trt.
    Y probablemente no bastará para aplacar la rabia de la gente el "apoyo" anunciado por Erdogan con alrededor de 500 euros para cada familia afectada. Los edificios destruidos son 6.444, los refugiados son al menos 300.000. No se cuentan las personas que pasan la noche junto a fuegos improvisados al aíre libre, solo una manta encima para protegerse del frío, y difícilmente bastarán los resort de lujo de Antalya, Alanya, Mersin, donde el presidente prometió hospedar a los refugiados.
    Aún más dramática la situación en Siria. En Alepo se corre el riesgo de una epidemia de cólera, advirtió la Fundación Avsi.
    Y parte también la polémica internacional acerca del impacto de las sanciones impuestas en 2011 contra el régimen de Bashar al-Assad que impedirían o frenarían la entrega de las ayudas.
    "Rechazo categóricamente la acusación de que las sanciones puedan tener algún impacto sobre las ayudas", dijo el comisionado UE para la Gestión de las Crisis, Janez Kenarcic, respondiendo indirectamente incluso al nuncio apostólico, el cardenal Mario Zenari, según el cual "esta prueba tan trágica será un test, una prueba de humanidad tanto para Siria como para la comunidad internacional".
    A su vez, el canciller italiano, Antonio Tajani, intervino en el tema: "Estamos por cierto trabajando para llegar cuanto antes a Siria", aseguró el titular de la Farnesina, explicando que la cancillería está adoptando medidas para "enviar material sanitario, vehículos y bienes de primera necesidad mediante el Líbano".
    No hay aún noticias de Angelo Zen, y ni siquiera -anunció Tajani esta noche- de una familia italiana de origen sirio residente en Lombardia: tres adultos y tres menores que resultan desaparecidos en Antioquía.
    Y mientras la tierra continúa temblando -un nuevo sismo de magnitud 5,3 se registró en Dogansehir-, los intentos desesperados de los socorristas turcos y de los equipos llegados de decenas de países para salvar aún a alguno de entre las ruinas prosiguen. Casi un milagro la pequeña de 18 meses extraída con vida tras 56 horas en Kahramanmaras, en el sur del país.
    Y los dos muchachos salvados por los bomberos italianos justamente en Antioquía. O Khadir, el niño de 12 años salvado luego de 62 horas en un edificio derrumbado en Nurda?i, cerca de Gaziantep, y que sobrevivió protegido por el cuerpo de la madre.
    O la niña de 8 años encontrada atrapada por espacio de 40 horas en Salqin, en el noroeste de Siria, y salvada, con los ojos desorbitados por el shock pero en buenas condiciones.
    Los pequeños son los más resistentes. Pero el tiempo está por expirar también para ellos y pronto se podrán solo enterrar a los muertos.
   

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