(ANSA) - ROMA, 25 APR - Tras meses de anuncios y frenos,
Israel parece ahora nuevamente haber apretado el acelerador en
lo relativo a la incursión terrestre a Rafah, último bastión de
Hamás en el sur de la Franja de Gaza, donde resultaron
desplazados más de un millón de palestinos en fuga de la guerra
y donde, según el Estado judío, se esconden los últimos sacos de
resistencia de la facción islámica, incluido el escurridizo jefe
militar Yahya Sinwar.
A seis meses del ataque del 7 de octubre, el ejército
israelí se prepara para terminar su trabajo en dos frentes: al
sur, en la Franja ya casi arrasada, y en el norte de Israel,
constantemente tomado como blanco de los cohetes de Hezbolá
desde el sur del Líbano: el ministro de Defensa, Yoav Gallant
anunció el inicio de "una acción ofensiva" en el confín, con
decenas de incursiones aéreas y agresiones de artillería que
golperaron "40 objetivos", y reivindicó la muerte "de la mitad
de los comandantes" de los milicianos chiítas proiraníes en el
área.
No obstante la advertencia de Estados Unidos y los otros
aliados occidentales de no atacar Rafah sin haber antes evacuado
la los desplazados (operación que requeriría otras 4-5 semanas,
según fuentes norteamericanas a la TV Kan), las Fuerzas Armadas
de Israel (IDF) hicieron saber que están listas para ingresar a
la ciudad situada en la frontera con Egipto y esperan solo la
luz verde del gobierno.
Tanto es así que, divulgan fuentes de prensa, el director
del Shin Bet, Ronen Bar, y el jefe del Estado Mayor, Herzi
Halevi, llegaron a El Cairo para reunirse con el jefe de la
inteligencia egipcia y otros funcionarios militares para
discutir los planes por la inminente ofensiva contra Rafah (a lo
que Egipto también se opone por temor a un éxodo incontrolado de
palestinos hacia su territorio), así como los esfuerzos por
reiniciar las negociaciones para un acuerdo sobre la liberación
de los rehenes aún en manos de Hamás.
Y precisamente para alimentar la ansiedad de los familiares
por su destino y presionar sobre el descontento de los
israelíes hacia el gobierno de Netanyahu, las Brigadas Al Qassam
difundieron en Telegram un nuevo vídeo de uno de los rehenes, el
israelí-estadounidense Hersh Goldberg-Polin, 24 años, en
cautiverio. Secuestrado el 7 de octubre en el festival Nova de
Reim, el joven resultó herido por una granada terrorista que le
costó la amputación de un brazo. "Netanyahu y sus ministros
deben estar avergonzados", grita el joven, visiblemente cansado
y demacrado.
"Mientras están en la mesa con sus familias, piensen en
nosotros, prisioneros en el infierno subterráneo, sin agua, sin
comida, ni Sol, ni las medicinas que tanto necesitaba", añade
Goldberg-Polin mostrando el brazo amputado en el vídeo que
aparece, que no es posible fecharlo, pero en el que se hace
referencia a "200 días" de prisión y a la celebración del Pesaj
que se desarrolla en estos días.
Incluso el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, volvió a
atacar al premier Benjamin Netanyahu, culpable, a su entender,
de "poner en riesgo la seguridad de la entera región, como la de
sus propios ciudadanos, solamente para mantener su carrera
política".
La decana de la política estadounidense, la demócrata Nancy
Pelosi, también pidió la dimisión el día en que el presidente
Joe Biden firmó el paquete de ayuda a Israel, que prevé además
un "aumento significativo de la asistencia humanitaria a Gaza",
y volvió a solicitar al Estado judío que "garantice que la ayuda
llegue a los palestinos sin demora". La situación humanitaria en
la Franja parece cada vez más catastrófica: incluso la FAO
definió la crisis alimentaria más grave en la historia de la
escala de la seguridad alimentaria.
Mientras tanto, crece la preocupación por las acusaciones
formuladas contra Israel en el caso de los cuerpos enterrados en
fosas comunes cerca de hospitales en Gaza. El Estado judío sigue
negando su responsabilidad, y explica que el ejército los
desenterró, y "trató con dignidad", cadáveres previamente
enterrados mientras buscaba los cuerpos de los rehenes
asesinados.
La UE se sumó asimismo al coro de peticiones de "una
investigación independiente sobre todas las sospechas y todas
las circunstancias" relativas a las fosas comunes, "porque todo
esto crea la impresión de que se pueden haber cometido
violaciones de los derechos humanos internacionales". (ANSA).
Leggi l'articolo completo su ANSA.it
Ejército listo para ingresar en Rafah
Ataque de Hezbolá desde el Líbano, más tensión.