(ANSA) - MOSCU, 27 FEB - Sumándose a las reacciones negativas
de Estados Unidos y la OTAN, Rusia congela las expectativas
sobre la iniciativa de paz de Pekín.
Moscú pretende estudiar el plan de sus amigos chinos "con
mucha atención", asegura, pero será un proceso largo y
"cansador". Por el momento, "no hay condiciones para seguir un
camino pacífico", por lo que la operación militar rusa en
Ucrania "continúa".
Mientras tanto, el tema de Crimea, anexada por Rusia en
2014, emerge cada vez más como un tema de negociación central y
difícil de desentrañar que por ahora permanece solo en el mundo
de los auspicios.
"Llevaremos nuestra bandera de vuelta a todos los rincones
de Ucrania", dictaminó ayer el presidente ucraniano Volodimir
Zelensky, y alguien en Kiev incluso vaticina una reconquista
militar de la estratégica península en el Mar Negro.
Pero el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov respondió que
esto es "imposible", porque Crimea es "parte integral de Rusia".
Sin embargo, en Kiev -donde hoy hizo una aparición sorpresa
la secretaria del Tesoro estadounidense, Janet Yellen- "no
importa" lo que piense Rusia, replicó el asesor presidencial
ucraniano Mykhailo Podolyak, afirmando que la península es parte
de "un paquete único como un territorio que debe ser liberado".
Y esto, enfatizó Podolyak, también debe ser entendido por
los socios de Ucrania.
En definitiva, el Gobierno ucraniano deja claro que quiere
mantener la apuesta alta incluso en posibles negociaciones de
paz, rechazando, al menos inicialmente, las hipótesis que
empiezan a circular extraoficialmente de cesiones territoriales
relativas a la península y en parte del Donbás.
La jefa del servicio de prensa de las Fuerzas Militares del
Sur de Kiev, Nataliya Gumenyuk, comentó crípticamente que,
mientras "la batalla continuará por el Donbás, "el escenario
será diferente para Crimea".
Indefectible, aún hoy, es el mensaje con las ominosas
profecías del expresidente ruso Dmitry Medvedev, que prevé un
"apocalipsis" nuclear si los occidentales no dejan de "abastecer
de armas al régimen neofascista de Kiev".
Mientras tanto, el Comando Operativo Sur de las tropas
ucranianas afirma que Rusia ha reforzado su presencia en el Mar
Negro al desplegar un submarino equipado con misiles Kalibr
junto a los buques de guerra ya presentes, desde donde parten
muchos de los bombardeos rusos a infraestructuras ucranianas.
Los ucranianos también denunciaron el uso de drones iraníes
Shahed por parte de los rusos para los repetidos ataques
realizados durante la noche en dos zonas alejadas del frente: la
región de Kiev en el norte y la de Khmelnytskyi, 320 kilómetros
al oeste de la capital.
En este segundo caso, según fuentes ucranianas, un operador
de los servicios de rescate murió y otros cuatro civiles
resultaron heridos. La administración militar de Kiev informó
que nueve drones fueron derribados durante la noche en el
espacio aéreo de la capital sin causar daños ni víctimas.
La versión del Ministerio de Defensa ruso es diferente: en
Khmelnytsky, dijo el portavoz Igor Konashenkov, fue atacado "el
centro occidental de operaciones especiales" de las fuerzas
ucranianas, y en la región de Kiev, precisamente en Brovary, fue
atacado un centro de transmisiones de inteligencia.
Mientras tanto, Zelensky destituyó al comandante de las
fuerzas conjuntas de Ucrania, el general Eduard Mykhailovich
Moskalov, quien había estado en el cargo durante 11 meses.
No se ha dado ninguna explicación y, por tanto, no es
posible saber si la decisión estará relacionada con los
escándalos de corrupción que han afectado recientemente al
sector de defensa.
Rusia, por su parte, envió al jefe del Consejo de Seguridad
Nacional, Nikolai Patrushev, para dialogar con Argelia, aliado
clave de Moscú en el Mediterráneo, quien fue recibido por el
presidente Abdelmajid Tebboun. (ANSA).
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Rusia congela expectativas por plan de paz chino
"Llevará mucho tiempo analizarlo".