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Calabaza en altar, párroco defiende Halloween

Don Vitaliano, No a una estúpida cruzada, volvamos a Edad Media

Redazione Ansa

(ANSA) - AVELLINO 31 OCT - Una gran calabaza de color naranja brillante en la esquina del altar: Don Vitaliano Della Sala, el sacerdote irpiniano protagonista de un duro enfrentamiento con la jerarquía eclesial en los años 1990 por sus posiciones de apoyo a El movimiento No Global, no renuncia a la "broma", pocas horas antes de la noche de Halloween, hacia sus "colegas" que en estas mismas horas denuncian la costumbre de vestir a los niños como brujas y duendes, invitándolos en cambio a llevar la túnica de los Santos.
    En los últimos días ha habido llamamientos del mundo eclesial para boicotear el Halloween 'pagano', para redescubrir el sentido cristiano de la fiesta de Todos los Santos: entre otros, un párroco de Ercolano, don Marco Ricci, invitó a los niños del oratorio presentarse mañana vestido como un santo, preferiblemente con los signos característicos de aquel cuyo nombre lleva.
    Don Vitaliano, que no es ajeno a las posiciones contracorrientes en la Iglesia católica, aprueba en cambio la celebración de brujas y duendes.
    "Será un elemento decorativo, en lugar de flores pondré una calabaza con motivo de la misa de la tarde", explica el sacerdote, párroco de la Annunziata en Mercogliano y director del comedor social local.
    "La que se opone a Halloween es una cruzada estúpida.
    Olvidamos - añade - que la Iglesia, sabiamente, a partir de la Navidad, ha ido absorbiendo a lo largo de la historia las antiguas fiestas paganas y las ha transformado en fiestas cristianas".
    "La Iglesia que solo sabe condenar corre el riesgo del aislamiento en el que ya vive, sino que debemos ser abiertos y tolerantes y, en todo caso, recuperar la sabiduría de la Iglesia de nuestros padres", agrega.
    En muchas parroquias, los sacerdotes han promovido "Holyween" para contrastarlo con Halloween.
    Don Vitaliano rechaza sin reservas a sus colegas: "Así es que volvemos a la Edad Media, pero es también signo de una condición de agonía de quienes no pueden entrar en armonía con quienes mientras tanto han dejado de asistir a nuestras iglesias". (ANSA).
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