(ANSA) - ROMA, 28 GEN - Cuando en los años '60 el pintor
londinense John Craxton lo vio en la vitrina de un pequeño
anticuario en Marylebone Road, inmediatamente apreció el valor
artístico y adquirió el original candelabro-lámpara de hierro
por la (módica) suma de 250 libras esterlinas.
El objeto adornó por espacio de 50 años una sala de la bella
casa del artista en el elegante barrio de Hampstead. Craxton
-que estaba convencido de que la lámpara era obra del gran
escultor suizo Alberto Giacometti- murió en 2009: y ahora los
expertos de Christie's, tras haberlo examinado largamente en
París, confirmaron que, no obstante las dudas acerca de su
autoría, Craxton tenía razón.
Actualmente, las obras de Giacometti están en el apogeo del
mercado y son vendidas en millones de libras esterlinas cada
una. El candelabro-lámpara de Casa Craxton, estiman en la
prestigiosa casa de subastas, tendría un valor de partida de
1,5-2,5 millones de libras esterlinas, pero podría fácilmente
llegar a los 7 millones o más.
La experta de la casa de subastas Julie Webb dijo a
Guardian: "Fue una operación realizada con la máxima seguridad
el traslado del objeto para y desde París, pero valió la pena:
el candelabro hecho para Peter Watson es considerado una de las
esculturas pendientes más significativas jamás hechas por
Giacometti, porque comprende una bola de hierro colgada, que
aparece solo en la célebre escultura del primer Giacometti, "La
boule suspendue".
Y el hecho de que la obra de Giacometti haya estado en casa
de otro célebre artista le agrega un valor potencial,
considerando también su historia.
Antes de ser adquirido por el anticuario, la lámpara
adornaba el lobby de la redacción en Bloomsbury de la revista
literaria Horizon, publicada en los años '40, que presentó al
público nombres del calibre de George Orwell, Dylan Thomas,
W.H. Auden y E.M. Forster.
El animador de la revista y amigo de Craxton, Peter Watson,
escribe Guardian, comisionó el objeto a Alberto Giacometti
durante un viaje a Europa continental inmediatamente después de
la Segunda Guerra Mundial, como hicieron con otros recados
confiados a artistas británicos como Henry Moore y Lucien Freud.
(ANSA).
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