Freno a venta de cigarrillos en Vaticano
El Papa "no quiere beneficios que pongan en riesgo la salud"

Por Manuela Tulli
(ANSA) - CIUDAD DEL VATICANO, 9 NOV - El papa Francisco
"decidió que el Vaticano terminará la venta de cigarrillos a sus
empleados a partir de 2018".
"El motivo es muy simple: la Santa Sede no puede contribuir
con una práctica que daña claramente la salud de las personas",
dijo el director de la sala de prensa vaticana, Greg Burke.
"Según la Organización Mundial de la Salud -recordó Burke-
cada año el tabaco es la causa de más de siete millones de
muertes en el mundo. Aunque los cigarrillos vendidos a los
empleados y jubilados del Vaticano a bajo precio son fuente de
ingreso para la Santa Sede, ningún provecho puede ser legítimo
si pone en riesgo de la vida de las personas".
Una decisión histórica tomada en primera persona por Jorge
Bergoglio en línea con su pontificado en el que siempre exige
coherencia en las acciones de vida también dentro de las
murallas vaticanas.
Además los tiempos cambiaron mucho, así como la tolerancia
hacia los efectos del tabaquismo, basta pensar que hace un siglo
y medio atrás el propio Papa Pío IX dio vía libre a una fábrica
de este rubro, la Manifattura Pontificia dei Tabacchi
(Manufactura Pontificia de Tabacos).
La elaboración del tabaco estaba repartida entonces en varios
lugares, hasta que en 1860 Pío IX decidió realizar en Roma un
único e imponente edificio que se erige en la actual Plaza
Mastai.
Por aquel entonces una zona alejada del radio urbanizado, en
la que solamente había huertos, pero cercana al puerto fluvial
de Ripa Grande, al que llegaban los cargueros con tabaco
proveniente de ultramar. El propio Papa visitó las instalaciones
en el año 1869.
Según algunos historiadores el tabaco llegó por primera vez a
Roma en 1500 gracias también a un cardenal, Prospero Publicola,
que había sido nuncio en Portugal y allí conoció a su gran
impulsor, el francés Jean Nicot.
Pero por aquellos siglos se lo consideraba una planta
saludable, casi un medicamento y alcanzó entonces una rápida
difusión en el Viejo Mundo.
De todos modos hubo un período en el cual la Iglesia, en
particular la Inquisición, lo había prohibido. Tal como se lee
en el documento "De iudice Sanctae Inquisitionis opusculum" de
Giovanni Battista Neri.
Se trata de una obra que dedica un párrafo expreso a
establecer que es pecaminoso para un religioso utilizar tabaco
en la Iglesia, en cualquier forma. Hoy puede sonar extraño, pero
entonces el consumo de tabaco se había difundido ampliamente aún
en los lugares consagrados.
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