ROMA, 24 (ANSA)- Al final de la misa en la iglesia romana de
San Ignacio la gran multitud de fieles presentes, la mayoría
brasileños, se dejó llevar hoy por un enorme entusiasmo y se
lanzó sobre el papa Francisco con afectuoso frenesí.
El Pontífice fue casi asediado por los fieles que lo
rodearon, lo vitoreado a viva voz y también se abalanzaron con
regalos, misivas con expresiones de deseos, súplicas y hasta
dulces.
Así, sus custodios vivieron momentos de tensión y zozobra en
Roma. Con la ayuda de los gendarmes, el Papa finalmente se hizo
camino trabajosamente fuera de la iglesia, con cientos de
personas que cariñosamente trataba de retenerlo para una última
despedida, un último apretón de manos, un último homenaje.
La seguridad ha tenido que trabajar duro para facilitar el
retorno del argentino Jorge Bergoglio al coche, el tradicional y
austero Ford Focus, que finalmente regresó al Vaticano. Encaminado el asunto, la custodia y los gendarmes respiraron
aliviados, tras minutos de alta tensión.
San Ignacio de Loyola es una iglesia barroca de Roma,
construida en 1626 y ubicada en pleno centro a poca distancia
del Panteón.
ACZ
24/04/2014 21:38
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