Por Giulia Pelosi
ROMA, 4 (ANSA) - Una pequeña multitud de curiosos y
periodistas se reunió desde las primeras horas de la mañana
frente a la óptica en Via del Babuino, en el centro histórico de
Roma, donde estuvo ayer el papa Francisco para renovar sus
anteojos. "También yo quiero la montura del Papa", o "¿me haces conocer
al Santo Padre?", son algunas de las frases que dice la gente
frente a la vidriera del negocio. "Sabía que debía cambiar los lentes, pero pensé que debería
ir yo a Santa Marta", reveló el titular de la óptica Alessandro
Spiezia. "Cuando me dijeron que el Papa quería venir en persona me
hice la señal de la cruz. Ya conocía al Papa, pero verlo aquí en
mi negocio y hablar personalmente fue realmente una gran
emoción", afirmó. "Me impresionaron su simplicidad, su delicadeza y dulzura que
consigue expresar de modo tan fuerte que hace casi conmover",
agregó. "Lo divertido es que el Santo Padre pidió expresamente no
cambiar la montura porque no quería gastar mucho dinero. Por lo
tanto elegimos dos pares de anteojos: uno con lentes
multifocales para su presbicia y uno de reserva", contó el
óptico. "La montura del Papa es la simplicidad hecha anteojo y yo la
conozco muy bien. Después de ser elegido para el solio
pontificio, fui llamado para repararla", recordó. "Me impresionó mucho el hecho de que no quisiera anteojos
nuevos y quisiera a toda costa pagar la reparación.
Habitualmente no hago pagar a los clientes por estos pequeños
trabajos en las monturas, pero al Papa no supe decirle que no.
Todavía conservo los cinco euros que recibí de su parte", dijo
Spiezia. El óptico contó que no es la primera vez que proporciona
lentes a un Papa: también Karol Wojtyla y Joseph Ratzinger
fueron a su negocio. Pero con Jorge Bergoglio fue distinto: "Tuve la posibilidad
de tener un contacto directo con él, a diferencia de los otros.
No me considero el óptico del Papa, soy un óptico que hizo los
anteojos de un gran personaje. Vivo en la tranquilidad y en
la modestia, sólo tuve la suerte de prestar mi profesionalidad a
algunos pontífices". "Ayer fue un día realmente particular -agregó Spiezia-.
El Papa me escuchó con gran atención después del examen de la
vista, mientras la explicaba las características de los
anteojos. Ser escuchado por el Santo Padre no es algo que ocurre
todos los días", concluyó.
Y67-VN/ACZ
04/09/2015 15:21
|