Por Luciana Borsatti
TEHERAN, 10 (ANSA)- La droga, cada vez más difundida
"sobre todo entre las muchachas", las diferencias de clase
evidentes incluso entre los jóvenes, los problemas sociales:
son los temas favoritos de "Bad Name", un grupo de hip-hop
iraní que, como tantos otros en el país, se mueve en la
zona gris del underground. "Bad Name" prefiere el bajo perfil en lugar de salir a la luz
y tener que pedir la autorización del ministerio de Cultura de
conducción islámica. "Para hacer lo que realmente quieres sólo puedes ser
underground, o bien vas al exterior y tocas para los iraníes que
viven afuera", dicen los cinco miembros del grupo, sentados en
un café del centro de Teherán. Es cierto que con el gobierno de Hassan Rohani "se sienten
menos presiones" que con el anterior, y hasta puede ser más
fácil obtener el permiso para grabar un CD, como le ocurrió
recientemente a Kaveh Abedin, que esperaba desde 2005. Pero, tal como reiteran, "si quieres hacer las cosas a la luz
del sol, debes respetar un límite". Y además "una cosa es grabar
y otra, más difícil, dar un concierto". Así quedan "las pequeñas salas, las casas o los cafés", donde
se espera que no llegue la policía pero "siempre está el peligro
de que algo vaya mal". Roozbeh, Hamed, Yashar, Babak y Hossein comenzaron a
tocar juntos hace cuatro-cinco años: uno es artesano, el otro
estudiante, un tercero está comenzando el servicio militar
obligatorio. Chicos comunes, sólo que uno de ellos tuvo la idea de
convertirse en rapero: rapidísimo incluso en las miradas, gorra
con visera, la típica "s" persa muy marcada, parece que le
tiemblan las manos de ganas de cantar. Otro tiene un pasado más tormentoso: 12 años de adicción a
las drogas, pero asegura que consiguió liberarse. "Nosotros hablamos de droga, no para vanagloriarnos o
exaltarla como hacen otros -cuentan- sino para decir que se
puede salir. La droga te lleva a la oscuridad, te obliga
a cosas que nunca hubieras querido". Pero en todo caso, cualquiera sea el modo en que se hable,
"siempre se corre el riesgo de chocar con el gobierno". Y sin
embargo, en Irán consumo de droga y adicción son un problema
real, que en los últimos años parece haber crecido mucho. Y no sólo porque el país es tránsito de enormes cantidades
de drogas, sino "porque es más fácil engancharse" ya que para
los jóvenes hay menos lugares y oportunidades para socializar. "Pero ahora, son sobre todo las muchachas las que se drogan.
Y hay de todo: opio, marihuana, cocaína para los ricos, y
heroína para los pobres", aseguran. Temas incómodos. Y "como el rap es sobre todo un género
nacido en el exterior, es algo occidental", se explica que no
guste a las autoridades de la república islámica. A Irán llegó en los años 80, "con los primeros grupos que
estaban en la zona de Mirdamad". Entre ellos, el grupo "021" (el
prefijo de Teherán), fundado por Soroush Lashkarydi, más
conocido como Hichkas: en 2009 apareció en el film
"Gatos persas" de Bahman Ghobadi sobre la música
underground de Irán. Entre los más conocidos están también Yaser Bakhtiari (Yas),
el grupo Zedbazi y Salome Mc, la primera rapera mujer de Irán. Además de estos nombres más famosos, el mundo del hip-hop en
Irán está hecho también de gente como "Bad Name", que vive y
cuenta la vida diaria de tantos otros grupos como ellos: grupos
que para difundir su música pueden contar sólo con Internet y
YouTube, sin poder ganar nada sobre eso. Por otro lado, corren el riesgo de hacerse juzgar por
actividades musicales no autorizadas.
La última pregunta es para Yahsar: "Mi sueño?". Se concentra
un momento bajo la visera, y luego responde: "Que la gente
comprenda nuestra música".
BOR-ADG/ACZ
10/05/2015 18:14
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