BUENOS AIRES, 26 (ANSA)- "El verdadero humanismo milagroso"
de la elección del argentino Jorge Bergoglio como Papa Francisco
"es el pasaje de la nomenclatura religiosa y política de una
posición dura, a veces despectiva, sorda y explícita, a un apoyo
casi total que huele a rendición", señala el italiano Massimo
Franco. Sin embargo, "bailar 'el tango' de Bergoglio en la Roma
vaticana no es fácil", advierte Franco en "El Vaticano según
Francisco", un ensayo que intenta explicar los cambios internos
operados en la Curia Romana, desde la asunción del Papa
argentino. "Su nombre es Francisco, su apellido, Jesuita", dicen del
Papa Francisco en el Vaticano "los que lo admiran, los que le
temen y los que acechan", analiza Franco en su ensayo editado
por Aguilar en América Latina y presentado en la actual Feria
del Libro de Buenos Aires. "Y ven en su modelo de gobierno, la réplica de aquel de la
Compañía de Jesús", subraya.
Para el autor italiano, analista político de Corriere della
Sera, la "novedad" del Papado de Francisco es su avanzada por
desmantelar la corte papal y la nomenclatura eclesiástica. "Su viaje desde Buenos Aires hasta la casa Santa Marta marca
una época de cambios de mentalidad", destaca Franco en el
ensayo. La elección de la Casa Santa Marta como lugar de residencia
no ha sido la contraposición "de pobreza contra riqueza", sino
la decisión de Francisco de mostrar una Iglesia "con las puertas
abiertas de para en par, dando el primer ejemplo de cómo
deberían vivir obispos y cardenales", afirma Franco.
Pero así como existen "miles de 'Santa Marta' en el
episcopado, existen también centenas de lujosos y simbólicos
'palacios vaticanos' en las diócesis del mundo empezando por
América Latina".
"Gracias al papa argentino, la Iglesia se ha trasformado en
pocos meses de 'imputado global', por los escándalos de
pedofilia y las oscuras vicisitudes de sus instituciones
financieras, en autoridad moral de nuevo escuchada e
influyente", compara Franco. El analista italiano resalta también que Francisco es el
primer Papa que proviene de una megalópolis" y quizás por eso
"se lo puede definir como el primer pontífice global". Massimo Franco, en su ensayo repasa con Víctor Fernández,
rector de la Universidad Católica Argentina y amigo de
Francisco, el pasado de Bergoglio precisamente en esa
"megalópolis" de Buenos Aires. La elección de llamarse "Francisco" como síntoma de su
atención por los pobres, surge -para Fernández- de su
experiencia con las barriadas periféricas de la capital
argentina.
Sin embargo, abordar a Francisco solo como "sacerdote de
campo" o de la "periferia" significa "subvaluar la novedad y
perpetuar una suerte de provincialismo eurocéntrico", completa
Franco.
AEF/ACZ
26/04/2015 18:21
|