Por Elisa Pinna
ROMA, 25 (ANSA) - Tombuctú, la legendaria puerta del
Sahara, histórica encrucijada para el tráfico de caravanas con
mercaderes de oro y esclavos, reabre sus pasadizos misteriosos y
sus increíbles mezquitas a los turistas. Desde hace alrededor de un año se respira en la ciudad un
clima de normalidad y seguridad: llegan viajeros extranjeros y
se organizan -sobre todo desde Europa- viajes con itinerarios
por Mali que avanzan hasta el reino de los "hombres azules
del desierto", los tuáregs. A pesar de los golpes de la historia y la reciente ocupación
de los milicianos de Al Qaeda, rechazados en 2012 por una
intervención armada francesa, Tombuctú conserva el
esplendor y encanto de su gran pasado. Asombran a los visitantes sus monumentos, como las tres
mezquitas históricas -Djingareiber, Sidi Yahiya y Sankoré-, los
antiguos portales, las casas de los primeros exploradores, el
pozo construido en el lugar donde hace mil años una mujer tuáreg
(según narra una leyenda) halló el agua que dio riqueza y
poder a la ciudad del desierto. "Más allá de los testimonios históricos de esta capital de
las caravanas, lo que impacta es precisamente la atmósfera. El
mito se respira todavía, uno se siente extraño y desorientado,
casi atemorizado", explicó a ANSA Caterina Manca di
Villahermosa, operadora turística de Kanaga Tours,
con sede en Bamako. "Parece desierta. Luego cada tanto -agregó- alguien
asoma la cabeza y poco a poco comienzas a advertir una mirada
tras las típicas ventanitas antiguas que impiden ver el
interior, pero desde donde se puede ver perfectamente
el exterior".
"Una suerte de silencio 'acolchado' domina la ciudad, tal
vez por la arena blanquísima que envuelve todo y que lentamente
con los años se está apoderando de Tombuctú, generando una
suerte de efecto 'insonorizado'", agregó. Los tuáregs, además, "contribuyen a la fama de la ciudad con
su encanto misterioso, hecho de bellos turbantes azul cobalto e
índigo, de rebelión y libertad", explicó la operadora.
Precisamente las aspiraciones independentistas de los
tuáreg y el estado de tensión con el gobierno de Bamako habían
favorecido en 2011 la llegada de los jihadistas de la vecina
Libia, que se apoderaron de Tombuctú y amenazaban con la
conquista de todo Mali. Luego la intervención francesa y la apertura de negociaciones
entre los tuáregs y las autoridades centrales volvieron a poner
la situación bajo control. "En el clásico tour de Mali, que habitualmente toca
lugares de belleza absoluta como el Pays Dogon y Djenné, vuelve
a sumarse finalmente -después de un ayuno de más de tres años-
Tombuctú, la verdadera puerta del desierto, lejos de todo,
perdida al final de un bello camino de tierra entre acantilados
erosionados por el viento. Y detrás -concluyó Manca-
comienzan las dunas del Sahara".
GDC/MRZ
25/02/2015 19:58
|