Por María Zacco
BUENOS AIRES, 22 (ANSA)- Un joven que se niega a madurar.
Parece un tema trillado aunque se aborda con un giro interesante
a través del rodaje de un film dentro de otro en "Barroco",
ópera prima del argentino Estanislao Buisel, donde la clave se
halla en los límites entre lo real y la ficción...si es que
aquellos pueden percibirse. Julio, de veinticinco años, consigue trabajo en una librería.
Vive un momento de cambios ya que también acaba de iniciar una
relación amorosa con una flautista barroca. Tiene un profundo
interés por la literatura y el arte y le gusta la aventura.
Tanto, que intentará vivir esta nueva etapa como si fuese una
fotonovela, pero las cosas tendrán un giro inesperado. "Quería rodar una historia donde estuviese presente la música
barroca, que me gusta mucho. También las historietas, así fueron
surgiendo los personajes y la impronta de cómo la ficción y la
realidad se retroalimentan", dijo Buisel en entrevista con ANSA. Su idea original era filmar un robo en una fábrica pero, a
medida que escribía el guión -junto al dramaturgo Walter Jacob,
que también trabaja en el filme- se presentaron algunas
cuestiones que ponían en juego la verosimilitud de la historia. Decidió, entonces, que Julio estuviese trabajando en una
fotonovela junto a un amigo, crear un mundo donde el robo fuera
posible: la idea era ambientarla en invierno, en una Buenos
Aires sin gas. En ese contexto de desesperación, se daría un
robo de artefactos eléctricos para calefaccionar la ciudad. La trama de la fotonovela tiene anclaje en la vida de Julio,
quien estaba desde hacía varios meses sin trabajo hasta que lo
tomaron en la librería y había pasado algunas semanas quemando
maderas recogidas en la calle en su chimenea, tras quedarse sin
suministro de gas. Allí comienza a gestarse una trama en la que
los engaños, la fantasía, el arte y la insolencia se cruzan en
un camino que no augura un final feliz.
"Julio tiene 25 años y está confundido. Es una edad en la que
una persona define cómo va a vivir su vida: él decide
convertirla en ficción para poder experimentar muchas cosas
juntas", explicó el cineasta y psicólogo. "Barroco" se vale del doble juego de su título para
desarrollar líneas fundamentales de la trama: mostrar al arte
como un trabajo y dar cuenta de su cocina, donde varias líneas
de relato parecen presentar una historia en apariencia
"recargada" y en cambio resultan fundamentales para su
resolución.
Además del conflicto central, Buisel quería "mostrar la
relación entre los artistas y sus instrumentos. Por eso existen
un montón de elementos, desde literatura, música barroca o la
fotonovela y todos están tratados de la misma manera".
El director presenta el extraño mundo íntimo de una librería,
las competencias de la música barroca y las variantes de la
fotonovela, donde surgen guiños para los entendidos. Esas distintas vertientes confluyen en un relato polivalente
que se encamina, haciendo varias escalas, hacia una auspiciosa
resolución, al estilo de las fotonovelas.
MRZ/ACZ
23/10/2014 21:44
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