Por Adolfo Fantaccini
VARSOVIA, 17 (ANSA) - Varsovia es una ciudad mágica, donde el
encanto del pasado se conjuga -no sin imperfecciones- con saltos
hacia el futuro, que la están convirtiendo en el nuevo faro
turístico del este europeo. Para captar su verdadero significado es preciso recorrerla,
vivirla y escrutarla con el ojo atento y desencantado, que puede
revelar su simplicidad y a la vez su singular opulencia. El lugar común sobre las ciudades del este de Europa dice
que son melancólicas: pero en Varsovia esta es una definición
estéril.
Aunque es cierto que la capital polaca, destruida casi
enteramente por la locura de la Segunda Guerra Mundial, ofrece
rincones delicadamente nostálgicos, que evocan epopeyas no tan
lejanas, finalmente se impone su mezcla de sugestivas
tonalidades y épocas.
Varsovia, como lo fue en el pasado, siempre está
culturalmente a la vanguardia de Europa, pero oculta mucho más
en los amplios espacios que se ofrecen a quienes quieren
concederse una excursión cultural de amplio aliento. Conviene programar una visita al Palacio de la Cultura y de
la Ciencia, de 100 metros de altura y colocado en el corazón del
centro moderno, en un conglomerado de rascacielos futuristas que
albergan multinacionales, boutiques, hoteles de lujo: allí hay
muestras, espectáculos, cine, teatro y mucho más. Desde el piso 30 se puede gozar el panorama de la ciudad a
360 grados: una experiencia que deja casi sin aliento, aunque no
faltan por supuesto grandes y grises construcciones, así como
tienditas de comerciantes y puestos callejeros con todo tipo
de productos, desde las flores a la fruta y la ropa. De aquí surgen con claridad las contradicciones de una
sociedad en evidente expansión económica. No hay que perderse
los pasos subterráneos, que bullen de puntos de venta y fueron
pensados para atravesar las grandes avenidas stalinistas. Del barrio Praga, donde es palpable la semejanza con la
capital checa, al centro histórica, el paso es breve, entre
jardines inmensos que introducen al centro moderno, alma
comercial y financiera de Varsovia. El barrio Praga está situado en el lado oriental del Vístula,
y dejó de ser un área degradada para transformarse en refugio de
artistas que se exhiben en numerosos locales, reanimando la vena
cultural de una ciudad imperdible. En Varsovia se pueden elegir diversos itinerarios, pero es la
concepción del espacio lo que asombra.
Una de las calles principales se llama Nuevo Mundo y
está repleta de restaurantes y pubs; lleva además a otra avenida
famosa, la Krakowskie Przedmiescie, que ofrece una muestra de la
parte histórica de la ciudad, donde se puede visitar la galería
Mr. Fibak, el Stare Miasto y el Nowe Miasto (Ciudad Vieja y
Ciudad Nueva). También es interesante el barrio diplomático de Plac Trzech
Krzyży, Plac Konstytucji y Plac Zbawiciela. Para no perderse,
los jardines de Lazienki y Wilanw: y para los amantes del
shopping, imperdible un paso por la Ulica Nowy Auwiat. FInalmente, hay que visitar los barrios de Mirw y Muranw,
casi pegados a la estación central, donde antiguamente se
levantaba el ghetto judío arrasada por completo en 1943.
La zona alberga hoy el Monumento a los Héroes y el
Museo de la Insurrección.
GDC/MRZ
17/09/2014 20:48
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