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 HECHOS DEL DIA
Sarkozy niega todo y rearma defensa

Nicolas Sarkozy   (ANSA). Por Tullio Giannotti
PARIS, 2 (ANSA)- El ex presidente francés Nicolás Sarkozy (2007-2012) aseguró hoy que se siente "sorprendido y humillado" por las imputaciones de corrupción y tráfico de influencia, entre otros delitos, que podrían condenarlo a diez años de cárcel.
    El día después de su detención y comparencia judicial, el ex presidente ha recurrido a la televisión francesa para sostener que es víctima de una "instrumentación política por parte de los jueces". "La situación era suficientemente grave para que les dijera a los franceses a qué punto llegó hoy la instrumentalización política de la justicia de hoy", afirmó Sarkozy en la entrevista emitida esta noche en la cadena Europe 1 y TF1.
    "Estoy profundamente impactado por lo que sucedió. No pido algún privilegio y si cometí errores, asumiré todas las consecuencias. No soy un hombre que huye de las responsabilidades", afirmó Sarkozy.
    Según el ex presidente, "se está haciendo de todo para dar una imagen de mí que no es verdad. Quiero decirlo a quien nos escucha y a quien nos mira: no traicioné su confianza".
    "Nunca cometí un acto contrario a los principios republicanos o al Estado de derecho", agregó.
    Sarkozy estuvo detenido 15 horas y las dos juezas que investigan sus actos de gobierno lo han imputado de corrupción, tráfico de influencia y violación del secreto investigativo, que sumados implicarían diez años de prisión.
    Para el ex presidente el proceso judicial que se le ha iniciado torna sumamente difícil que pueda retornar a la política, como había anunciado.
    Sin embargo, Sarkozy insistió hoy que no excluye su retorno a la arena política "entre fines de agosto y comienzos de septiembre".
    "Amo apasionadamente mi país y no estoy desanimado frente a las villanías y las manipulaciones políticas", afirmó ante las cámaras de televisión.
    La detención de Sarkozy, el primer presidente francés que atraviesa por esa experiencia, se ha convertido en un terremoto que sacude a todo el sistema de poder constituido por la derecha neo-gaullista y que involucra a abogados, amigos, ministros, consejeros y colaboradores.
    Todos ellos están envueltos en siete investigaciones que en los últimos meses han visto emerger el nombre de Sarkozy y junto a él a una galaxia de poderosos e influyentes personajes.
    Los procedimientos judiciales que involucran al ex presidente son una sumatoria de imputaciones, que comienzan en 1995 y se extienden hasta su presidencia.
    Por ejemplo, está implicado en el denominado "escándalo Karachi", en el que se investiga el pago de comisiones para favorecer la campaña de Edouard Balladur en 1995, de quien Sarkozy era su vocero.
    Otro de los casos que lo salpica es el "arbitraje" entre el millonario Bernard Tapie y la Banca Credit Lyonnais, que concluyó con una indemnización de 400 millones de euros para el empresario.
    También es investigado por el financiamiento del ex presidente libo Muammar Kadafi a su campaña electoral victoriosa a la presidencia y las comisiones que pudo haber recibido de la millonaria Liliane Bettecourt, heredera del imperio L'Oreal.
    Sarkozy está imputado también de "inflar" las facturas de gastos de su última campaña electoral.
    Además está acusado de ordenar la intercepción de llamadas telefónicas para obtener información reservada en beneficio propio y de sus amigos.
    En el "Escándalo Karachi", Sarkozy está acusado de encargar dos encuestas favorables a Balladur a empresas de consejeros amigos suyos y sin contrato.
    De una forma u otra, todos estos casos están relacionados entre sí y sólo en el de la heredera de L'Oreal, Sarkozy fue absuelto. Su frenética actividad incluyó la compra de tarjetas telefónicas con una identidad falsa, para saber lo que se estaba decidiendo sobre él en los pasillos de la Corte Suprema. Esta es la primera de las tres acusaciones de parte de las dos juezas Claire Thepaut y Patricia Simon, tan reservadas que los medios franceses no disponen de ninguna fotografía de ellas.
    En el delito de "cohecho", Sarkozy está acusado de proponer a su abogado Thierry Herzog que intervenga en favor de la promoción de un juez "amigo" del Tribunal Supremo, Azibert Gilbert, que aspiraba a un puesto de magistrado en el Principado de Mónaco. Sarkozy gestionó el ascenso de Gilbert en Mónaco a cambio de información sobre el caso Bettencourt, en particular sobre la famosa "agenda de contactos" que surgió durante el conflicto por la herencia y el uso que el poder judicial podría haber hecho de esos teléfonos en el contexto de otros casos. El capítulo de "tráfico de influencias" es el segundo delito y está estrechamente relacionado con el primero, por la presión que el juez Azibert, corrupto, hizo con respecto de sus colegas en la Corte Suprema a favor de Sarkozy.
    Por último, en "la violación del secreto investigativo", Sarkozy se ha beneficiado y utilizó información reservada suministrada por un oficial de policía, un magistrado y un abogado.
    Al enterarse de que él y su abogado Herzog estaban bajo intercepción telefónica, el ex presidente comenzó a utilizar una nueva tarjeta telefónica, con el nombre falso de "Paul Bismuth". GIT-AEF/MRZ

02/07/2014 21:31


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