RIO DE JANEIRO, 23 (ANSA) - Dos muertes provocaron protestas
violentas de los vecinos de una favela que denunciaron a la
policía en una concentración cerca de las playas de Rio de
Janeiro, donde se espera la llegada de miles de turistas durante
la Copa del Mundo que se iniciará dentro de 50 días. El origen de los disturbios fue la muerte del bailarín
Douglas da Silva Pereira, de 25 años, el lunes por la noche en
la favela Pavao Pavaocinho, quien según personas de esa
comunidad fue asesinado a golpes por la policía. Sin embargo, fuentes policiales informaron hoy al canal
Globonews que el cuerpo de Da Silva Pereira, encontrado sin vida
en una guardería de la favela, mostraba un impacto de bala. Los enfrentamientos entre miembros de la comunidad de Pavao
Pavaocinho y la policía ocurrieron en la noche del martes en la
concurrida avenida Nossa Senhora de Copacabana, sur de Rio, a
unos 200 metros de las conocidas playas homónimas. Durante los disturbios por el presunto asesinato del bailarín
Da Silva Pereira, que participaba en el conocido programa
"Esquenta", de la TV Globo, falleció un joven de 27 años luego
de recibir un balazo en la cabeza, pero la policía hasta ahora
no identificó al autor del disparo. Los choques, el estruendo causado por armas de fuego, incluso
fusiles, y el sobrevuelo constante de helicópteros policiales
causaron conmoción entre los vecinos del elegante Barrio de
Copacabana, muchos de los cuales solo pudieron llegar hasta sus
hogares en la madrugada de hoy. Es habitual que cuando hay problmas en las favelas sus
habitantes "bajen al asfalto", una expresión popular por la cual
se indica que se trasladan a zonas más transitadas para que sus
reclamos tengan visibilidad. En el barrio de Copacabana, cercano a la favela Pavao
Pavaocinho, algunas personas tuvieron brotes de pánico, varios
comercios cerraron sus puertas y se interrumpió el tránsito. Efectivos del Batallón de Choque armados con fusiles
automáticos se apostaron hoy en el ingreso al morro (ladera)
donde se encuentra la favela. Rio, que hoy celebra el feriado de San Jorge, amaneció
nuevamente conmocionada, como ya sucedió en los últimos meses,
mientras empleados de la municipalidad trabajaban en la Avenida
Nossa Senhora donde aún habían restos de barricadas incendiadas. La atmósfera de guerra urbana no pudo ser mitigada a pesar de
los cerca de 1.500 militares enviados hace un mes por la
presidenta Dilma Rousseff a una favela ubicada en la zona norte
carioca, relativamente cerca del estadio Maracaná. La presidenta Rousseff reiteró la semana pasada que la cita,
en la que se esperan 3,6 millones de turistas, se desarrollará
en normalidad porque "la seguridad va a ser pesada". A esa presencia militar que continuará hasta después del fin
de la Copa se suma la tarea de miles de policías que patrullan
cotidianamente esas barriadas pobres, donde están asentados
grupos de narcotraficanes. En 2008, luego de que la FIFA escogió a Brasil como sede del
Mundial, comenzaron a establecer Unidades de la Policía de
Pacificación en las favelas, pero cada vez los vecinos expresan
su rechazo a esta presencia policial. También preocupa el ritmo del avance de las obras en las 12
subsedes donde se jugarán los 64 partidos del Mundial. El secretario general de la FIFA, Jerome Valcke, que ayer
recorrió la Arena Corinthians, donde comenzará el torneo el 12
de junio, observó hoy junto con Ronaldo y el ministro de
Deportes Aldo Rebelo, la Arena Pantanal, de la ciudad de Cuiabá,
donde aún no se instalaron las butacas. Mientras tanto, las puertas del estadio Maracaná se abrieron
para recibir al público que quiere observar la Copa del Mundo
que se exhibe allí desde el martes, cuando fue recibida por el
gran capitán de la selección campeona de 1970, Carlos Alberto
Torres. Es evidente el contraste entre la expectativa del público que
espera el inicio del mundial y las escenas de guerra urbana
cotidianas en Rio de Janeiro, donde ayer también hubo un tiroteo
en las favelas del Complexo do Alemao, en la zona norte. "Pánico en Copacabana, protesta por la muerte de un joven
cierra las principales calles, el comercio y la estación de
metro" publicó hoy en su portada el diario O Globo. Analistas estiman que la violencia urbana, alimentada por la
indignación de parte de la población favelada, continuará
durante la Copa pero consideran poco probable que esto obligue a
suspender algún partido, y menos probable aún que no se pueda
jugar la final, como especulan algunos sectores.
DCP/MRZ
23/04/2014 19:46
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