Por Francisco Forteza
LA HABANA, 2 (ANSA) - El italiano Gaspare Di Caro está en La
Habana con su arte, la Luminografía, que sabe "efímero", con la
luz como pincel, y quizá por ello confesó que vive "viajando por
el mundo" y trata, de alguna manera, de atrapar "la
inmortalidad".
Di Caro, que nació en Sicilia, creció en Niza y reside en
Brasil, tiene la rara virtud de dar vida a las piedras con sus
gigantescas imágenes proyectadas, que transformaron en La
Habana, ciertas noches de enero, el recato visual de la antigua
y elegante Catedral de la capital. "Es fantástico y acogedor. Como si estuviéramos a los pies de
espíritus enormes, poderosos", comentó Elena, una habanera que
se identificó como una artista gráfica cubana, al enfrentar las
escenas religiosas proyectadas sobre la Catedral, construida
entre 1748 y 1777 y considerada por los historiadores el mejor
ejemplo del Barroco cubano. Di Caro ha estado en enero adornando con su luminografía la
Catedral de la capital como parte de la exposición "La Biblia:
Camino de Dios en el camino del hombre", montada por el Museo de
la Biblia, con sede en Washington, en una poco frecuente
cooperación en ambos países entre la Iglesia católica, la
Protestante y los gobiernos. La primera ocasión en la que usó la Catedral habanera como
lienzo fue durante la visita a Cuba en marzo de 2013 del
entonces papa Benedicto XVI.
Su arte recorrió edificios y estatuas muy diferentes entre
sí, y siempre singulares, como la del Cristo Redentor de Río de
Janeiro, al que, dijo, le "dio rostro", y otros "objetivos" tan
irreverentes como la propia ciudad que los contiene, Las Vegas,
en Estados Unidos. Di Caro describió "etapas" que suele recorrer para hacer cada
una de sus obra. Escoge una edificación u objeto emblemático, lo estudia y
calcula la colocación de sus proyectores apoyándose en la
"cámara oscura" de grandes maestros del renacimiento, aunque sin
excluir instrumentos ópticos y un GPS para "ubicarse"
exactamente en el punto del mundo en que está. Después determina y aplica el tema apoyándose, dice, en los
colores comunes en Sicilia, tonalidades que lleva en su mente,
que describe como turquesa, verde, azul, bermellón, amarillo y
naranja. "Como he dicho antes, quizá yo sea el último de los mohicanos
que aplica la luminografía, un arte de alta tecnología basado en
una técnica renacentista que inventaron artistas como Caravaggio
y Leonardo Da Vinci", dijo a ANSA durante una conversación en el
interior de la Catedral de La Habana. "Es una suerte de magia que usa la alta tecnología, pero con
los bajos gastos de energía que exige el mundo", agregó.
La catedral, con sus dos torres asimétricas entre sí, recibe
bien las figuras de Di Caro, con predominantes azules y rosados
suaves, sin agresividades de espectáculo, que parecen hipnotizar
a grupos de espectadores y fotógrafos en la plaza.
El artista estuvo por primera vez en Cuba en 1992 y dijo que
mantiene con este país un "vínculo sentimental". Incluso tiene un proyecto de iluminar ciudades cubanas
enteras con un proyector construido en este país, con muy bajo
costo en energía. También dijo que sueña con proyectar el rostro en la Plaza de
la Revolución de La Habana del Che Guevara.
BY2-FM/ACZ
02/02/2014 16:44
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